Una paradoja. Por un lado, creemos a rajatabla en el valor documental de la fotografía. Por otro, las colecciones fotográficas no reciben la atención que merecen y carecen inclusive de modelos de gestión. Sobre esto conversamos con el especialista mexicano Fernando Osorio, quien visitará Lima para ofrecer una clínica-taller sobre estos temas del 26 al 28 de abril (para recibir información sobre el curso, haz clic aquí).
El valor documental de la fotografía es innegable. Hemos asistido a un proceso por el cual la producción de imágenes se ha ido masificando y democratizando de tal manera que buena parte de nuestra cultura es, ahora, visual. Fernando Osorio lo explica con un divertido ejemplo: “La fotografía y el cine son el reflejo de la cultura artística y visual de una sociedad. Si haces una encuesta, es probable que, para la mayoría de personas, la efigie de Cleopatra sea el rostro de Elizabeth Taylor.
Y es que la imagen es el soporte predilecto de la memoria”. Ello obliga, evidentemente, a un análisis sobre el sentido de esta cultura visual, uno que, en general, recién se ha empezado a realizar en el mundo entero. Pero para poder acometer ese análisis, se requiere un adecuado manejo de las colecciones fotográficas.
“En América Latina, el desarrollo de los archivos fotográficos ha sido muy atropellado. Hasta podríamos decir que a veces ni ha sido”, explica Osorio, uno de los mayores especialistas en conservación de colecciones fotográficas en la región. “Lo que suele suceder es que se trabajan los archivos fotográficos como si fuesen archivos de documentos –de papeles o libros– y no se comprende que estamos ante objetos documentales”, señala.
Suena a verdad de Perogrullo, pero este es un aspecto esencial que se suele pasar por alto: los archivos fotográficos tienen requerimientos específicos, distintos de los de otros tipos de material documental. Por ello, se requiere un modelo de gestión particular para las colecciones fotográficas.
Fernando Osorio es uno de los máximos especialistas en conservación de colecciones fotográficas en América Latina. Por ello ha sido invitado por el Centro de la Imagen, el Museo de Arte de Lima y la Biblioteca Nacional, para ofrecer una clínica-taller dedicada a la gestión de colecciones fotográficas y audiovisuales.
“De lo que se trata es de reflexionar y discutir para generar una imagen precisa de cómo estamos. Es lo mismo que ocurre con el psicoanálisis: te armas una visión de ti mismo, de tus miedos, tus logros, tus frustraciones… y con eso te ubicas” explica.
La clínica taller “Gestión de colecciones fotográfica y audiovisuales” se realizará en el Centro de la Imagen del 26 al 28 de abril. Inscripciones aquí.
La herramienta para esa visualización es un modelo de gestión desarrollado por Osorio que permite abordar los distintos aspectos del funcionamiento de una colección fotográfica o audiovisual. “Es algo que se presenta a partir de una serie de casos y anécdotas que permiten empezara reflexionar sobre las necesidades de cada colección”
Osorio concibe su modelo como un triángulo equilátero dividido en otros cuatro: en la base están, por un lado, el control físico y, por otro, el control intelectual. Al centro está el almacenamiento y, en la cúspide, el acceso al público. “Y cada uno de estos triángulos que forman el mayor está dividido, a su vez, en triángulos menores. Es un modelo fractal que nos permite puntualizar todas las necesidades”. Así, van ocupando su lugar y se van pudiendo analizar aspectos como la conservación, el registro, la catalogación, la contextualización e interpretación, el acceso al público etc.
El modelo de gestión diseñado por Fernando Osorio contempla cuatro áreas básicas: control físico, control intelectual, almacenamiento y acceso. Cada una de estas se subdivide a su vez en otras áreas.
El modelo de gestión diseñado por Fernando Osorio contempla cuatro áreas básicas: control físico, control intelectual, almacenamiento y acceso. Cada una de estas se subdivide a su vez en otras áreas.
Como parte del I Encuentro de Archivos Fotográficos el taller que ofrecerá Osorio es también una oportunidad para ir sentando las bases para la formulación de políticas públicas en torno al manejo documental de la fotografía.
“Somos pocos los que estamos realmente interesados en estos temas”, explica, “por eso es importante que los actores conscientes del problema nos organicemos . La creación de un directorio nacional de archivos, de un observatorio del patrimonio fotográfico se vuelven herramientas generadoras de opinión pública que después servirán para el diseño de políticas”. Es una larga tarea, pero este es, sin duda, un buen comienzo.
En Centro de la Imagen utilizamos cookies para poder darte una mejor experiencia.
Añadir nuevo comentario