La iluminación es uno de los elementos más importantes en el trabajo fotográfico de Javier García Rosell y, junto con la docencia, una de sus grandes pasiones. Javier es peruano, fotógrafo y docente del taller de Iluminación del Centro de la Imagen.
“La iluminación es esencial para comunicar un mensaje o para resaltar determinados detalles de los objetos o personajes en una fotografía. Una iluminación adecuada y bien planificada te permite expresar sensaciones”, explica Javier, quien añade que lo adecuado y bien planificado no está necesariamente relacionado con tener un costoso equipo de flashes y otros accesorios. “Se trata de comprender el comportamiento de la luz para que trabaje a nuestro favor”, dice.
Javier produce sus fotografías y desarrolla sus talleres sobre la base de tres pilares técnicos: el tamaño de la fuente de luz, su posición y su distancia con respecto a lo fotografiado. “A partir de eso, lo que sigue es pura exploración: probar y seguir probando, observar y evaluar cómo actúa la luz en un entorno determinado” explica.
Se trata de un entrenamiento que requiere ciertas bases teóricas, pero sobre todo una práctica constante, explica Javier, a quien ya le es imposible dejar de analizar cómo se comporta la luz en cada momento: mientras responde a mis preguntas, no deja de observar cómo el sol ilumina el lugar donde estamos sentados.
En los últimos once años, Javier ha centrado su trabajo en la fotografía en estudio, práctica que lo ha atrapado de tal manera que se ha convertido en un verdadero especialista. Para comenzar, Javier realiza un plan de iluminación para cada toma; uno que refuerce aquello que la forografía busca comunicar.
“Si fotografías a una persona joven y el propósito es reforzar esa característica, la distancia y la posición del flash desempeñan un papel importante: la luz que recibe el sujeto debe ser suave y con bajos niveles de contraste para que la piel del rostro tenga una apariencia lozana y una textura lisa y uniforme”. Una de las formas para lograr este efecto es colocando el flash en posición frontal y lejos del retratado, de modo que los volúmenes del rostro no generen sombras acentuadas.
Foto:Javier García Rosell
Las posibilidades expresivas son muchas. Por ejemplo, podemos iluminar no solo para ver, sino también para ocultar. En esta foto, por ejemplo, Javier buscó sugerir antes que presentar de manera explícita al sujeto retratado. Colocó un flash por detrás de la bailarina y ninguna luz por delante. Así, su cuerpo interrumpe el paso de la luz, lo que resalta su silueta y permite ver la tensión en los músculos. Como lo principal en esta imagen no es ver un rostro, esta propuesta de iluminación permite que la atención se enfoque en la posición del cuerpo para destacar su plasticidad y dejar en claro los valores estéticos de la danza.
Como vemos, no hay un solo esquema para iluminar, pero para generar el esquema adecuado a nuestra intención expresiva, es necesario aprender el comportamiento de la luz para así poder manipularla según nuestras necesidades. Y Javier está aquí para ayudarnos en ese proceso. ¿Te animas?
Horarios: lunes y miércoles 7-10 p.m. del 2 al 25 de mayo, lunes y miércoles 7-10 p.m. del 1 al 27 de junio y lunes y miércoles 7-10 p.m. del 4 al 27 de julio. Costo: S/.850. Inscríbete aquí
En Centro de la Imagen utilizamos cookies para poder darte una mejor experiencia.
Añadir nuevo comentario