“No creo la escena, solo observo desde otro lugar”

Por: Carlo Trivelli

Uno de los reflejos habituales al ver una fotografía es el de intentar determinar qué ha sido fotografiado: qué estuvo frente a la cámara, qué presenció el fotógrafo, qué estaba aconteciendo y fue registrado. Desde la fotografía más cotidiana (la del álbum familiar o el post de Facebook) hasta la más conceptual, pasando por todo el fotorreportaje y el documentalismo, esta fórmula de lectura es la habitual: identificar aquello que ha sido fotografiado se convierte en la clave para descifrar el sentido de la imagen, independientemente de qué tan literal o metafórico sea su significado.

Pero hay otras maneras de conferirle significado a las imágenes: podemos pensar, por ejemplo, en la posibilidad de hacer imágenes de nada, tal como lo ha explicado alguna vez el fotógrafo estadounidense Ralph Gibson, para quien las fotografías (al menos, las que él toma) son “imágenes de nada” o, dicho de otro modo, no son representaciones de los objetos que aparecen en ellas: “me gusta la idea de hacer imágenes cuyo tema sea, esencialmente, mi propio acto de percepción a través de la cámara” ha dicho Gibson.


Fotos: Jason Sullivan. Parte de la exposición "Códex".

Algo parecido se podría decir acerca de la fotografía de Jason Sullivan en Códex, su más reciente muestra. Si en su anterior exposición individual (Olvidos, 2014) el artista presentaba imágenes de acentuado carácter intimista para dar cuenta del modo en que la nostalgia habitaba los espacios de una casa abandonada, en esta nueva serie lo que aborda es más bien una apuesta por la perplejidad.

Buena parte de las imágenes de esta nueva propuesta han surgido de una revisión de imágenes realizadas sin intención programática sino como descubrimientos surgidos al margen del trabajo comercial del artista. En ese sentido, puede decirse que lo único que las reúne es el hecho de haber atrapado el ojo del fotógrafo. Son, por ello, una suerte de renuncia al sentido –al menos en el modo en que este suele configurarse en la imagen fotográfica–: Sullivan no parece querer fotografiar nada del mundo real, lo que hace es descubrir realidades que solo existen en la imagen captada por medio de la cámara y que, por tanto, funcionan de manera liberadora: son como intersticios en los que refugiarse de lo real.


Fotos: Jason Sullivan. Parte de la exposición "Codex".

Parte del trabajo de Sullivan para la exposición, uno que realizó en conjunto con el curador Jorge Villacorta ha sido el de seleccionar las imágenes del conjunto y combinarlas con miras a su montaje en la galería. Como para acentuar el carácter fragmentario de estas visiones, Sullivan las agrupa siguiendo las formas que se insinúan en ellas, evitando escrupulosamente cualquier tipo de narrativa. En ese sentido, es que cada imagen se va convirtiendo en parte de algo que nos recuerda a un lenguaje, pero un lenguaje que de alguna manera elude nuestra comprensión.

Según el artista, “Lo que busco es de cierta manera resignificar. Al encontrar en una simple escena algo que me atrae, al mirarlo, empiezo a encontrar un universo distinto ahí adentro. No creo la escena, solo observo desde otro lugar. La recopilación de todos estos encuentros ha empezado a definir una suerte de lenguaje propio”.

A esta sensación responde el título de la exposición: en palabras de Jorge Villacorta un códex es “un libro de representaciones nunca antes vistas que provienen de mundos ajenos a la experiencia común”. De acuerdo con el curador “Sullivan enfrenta lo desconocido con precisión, con el deseo de contarlo todo” y “en el proceso, constata que apenas si conoce lo que ha descubierto, lo que instala el desconcierto aunque sea radiante. Tenso e incómodo, lo que este autor recoge de sus frecuentaciones impregna a su fotografía con lo oscuro de angustias y soledades, linderos de lo humano ante dios desconocido”.


Fotos: Jason Sullivan. Parte de la exposición "Codex".

 

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