El agua como proveedora de alimento, como objeto sagrado. Como río, como fiesta, como carnaval. La relación más salvaje, más primitiva del hombre con el agua –elemento esencial en la vida de los pueblos– es la que pretende desentrañar el fotógrafo Sebastián Enríquez con Yaku: The Journey, proyecto de trabajo, de viaje y de vida que lo llevará, en esta primera etapa, a recorrer durante un año seis países de América Latina a bordo de una motocicleta.
El mapa de viaje ya está trazado: Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile serán los primeros países que Enríquez, fotógrafo y documentalista egresado del Centro de la Imagen, visitará en esta primera etapa de su viaje.
Para documentar y compartir su experiencia, Enríquez lleva consigo una cámara Canon 7D, un lente pancake de 40mm, una laptop y una grabadora de audio. Todos los demás instrumentos que lo acompañan son los que necesita para sobrevivir a lo largo de la ruta que él mismo ha diseñado. “Mi estilo de viaje es precario. Acampo siempre, me cocino todos los días con una cocina a gas, llevo un filtro de agua, un cargador solar, soy autosuficiente. Puedo estar entre 3 a 5 días solo y puedo sobrevivir”.
A lo largo de su travesía, Enríquez busca construir con YAKU: The Journey, un proyecto multidisciplinario que reúna no solo su registro fotográfico, sino que también se nutra de material sonoro, de video y escrito, además de diversas reflexiones sobre la relación de la humanidad con el agua.
“Voy a buscar que la gente se involucre en el proyecto, y hacer sinergias con más personas: puede ser desde un escultor, un pintor, un cineasta, hasta un nadador, un pescador o un niño. Que todos comiencen a crear una reflexión propia sobre el agua”, comenta.
Su recorrido lo irá actualizado en el blog de su página web. Desde esta plataforma, además, Sebastián venderá impresiones de sus fotografías y recolectará donaciones que le permitan continuar su recorrido por Sudamérica. Cualquier apoyo, por pequeño que sea, es bueno, así que anímate, visita su web y colabora aquí: con una pequeña contribución estarás ayudándolo a recorrer muchos kilómetros.
Tras completar la primera etapa en motocicleta, Enríquez planea continuar su travesía por las islas del Caribe a bordo de una embarcación, en la que se enrolará como marinero. “El medio de transporte va ir mutando con el viaje. Entonces, las posibilidades son infinitas: desde un velero, una canoa, un auto, un barco o un hidroavión”, comenta.
Mientras va recolectando imágenes y experiencias en el camino, a largo plazo Sebastián planea condensar toda su travesía en un libro o una exposición.
“Quiero que la gente mire el proyecto y que comience a volar y a recordar sus momentos de contacto con el agua: cuando pescaba, cuando disfrutó de un carnaval, cuando nadó en el mar, cuando subió a un apu y vio el glaciar encima… que cuando estén en contacto con el proyecto, se vean representados en el viaje”, finaliza.
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