Por: Oman Morí
El fotoperiodista Herman Schwarz tiene décadas de experiencia en el estudio e investigación de la fotografía peruana. Por su lente han pasado personajes ilustres de la cultura y política, y ha investigado y puesto en valor archivos fotográficos que permanecían en el olvido.
Desde sus inicios en la práctica fotográfica, a inicios de los años setenta, él ha estado enfocado en descubrir y registrar hechos y personas que por alguna u otra razón estaban invisibilizados. Desde las protestas sindicales durante la dictadura, hasta el descubrimiento de Martín Chambi como fotoperiodista, o la exploración de Eugenio Courret como cronista de una época.
En esta entrevista repasaremos la vida de Herman Schwarz, sus trabajos más significativos y las anécdotas que fueron moldeando su percepción visual, dando un panorama importante de la historia iconográfica del Perú. Todo esto en el contexto del curso “Historia de la fotografía”, que actualmente dicta en el Centro de la Imagen.
Herman se sintió atraído por la fotografía en base a una experiencia denominada por él como una “visión” reveladora. Después de haber cursado durante unos años la carrera de pintura en Bellas Artes, decidió emigrar a los Estados Unidos para seguir con sus estudios. Allí, y en la época de la psicodelia y el hippismo, encontró el punto de partida de su camino fotográfico en un concierto de George Harrison.
“A finales de 1974, mientras continuaba con mis estudios de arte, empecé a ir a conciertos de rock, y en noviembre de ese año llega George Harrison a Missouri, el primer Beatle en llegar a América después de los 60. Allí tuve una especie de visión con la fotografía: mientras estaba tocando el telonero, subí al segundo nivel y en un momento que me acerqué a la barandas pude ver a Harrison a un costado del escenario. Él me mira y lo único que pensaba era en tener una cámara para poder registrar ese momento. Poco después me compré mi primera reflex.”
Posteriormente, después de capacitarse en fotografía, Herman retorna al Perú para continuar con su carrera de pintura en la Escuela de Bellas Artes, en el contexto del gobierno dictatorial de Morales Bermúdez. El ambiente político inestable lo motiva a posicionarse ideológicamente, logrando marcar su futuro profesional de manera significativa. “A mi regreso, percibí que en Lima todos y todo estaba politizado, todos tenían una posición ideológica, la situación estaba muy polarizada”, afirma Schwarz.
Un hecho particular provocó que, a través del lente, se interesara por darle visibilidad a diferentes luchas políticas. “El 15 de diciembre de 1977, los estudiantes de quinto año tomaron la escuela. Estuve con ellos ya que estaba en contra de una ley que quería convertir a la escuela en una especie de instituto de mando medio. A las pocas horas, la policía entró raudamente a recuperar la escuela, y mediante palazos y golpes, los 120 alumnos fuimos apresados. Nos sacaron y nos hicieron arrodillar con las manos arriba en la puerta de Bellas Artes, luego nos llevaron a la prefectura, a la carceleta de los comunes. Estuvimos ahí durante dos días en situaciones lamentables” recuerda.
Herman afirma que las condiciones con las que fueron tratados durante la intervención y el encarcelamiento, lograron que se interese en documentar el contexto político que no aparecía en los medios masivos controlados por el Estado. “Estaba muy indignado, ya que consideraba un atropello toda la situación. Comencé a juntarme con gente de Barranco, con grupos en donde estaba por ejemplo Juan Javier Salazar, o gente de Bellas Artes, todos preocupados por la coyuntura. Empezamos a frecuentar a personas de la CGTP o el SUTEP, quienes habían logrado hacer el Paro Nacional. Ellos organizaban ollas comunes para los desempleados. Ahí me di cuenta que si bien nuestros problemas eran relevantes, no eran nada comparados a los que luchaban por subsistir.”
Desde ese momento todo cambió para Herman. Nunca volvió a Bellas Artes, y empezó a fotografiar protestas, marchas y reuniones sindicales, mientras colaboraba en panfletos de prensa alternativa. “Como tenía amigos metidos en la izquierda, me llevaban a esos encuentros porque yo tenía cámara. En esa época nadie tenía equipos, ya que en 10 años de gobierno militar no había entrado ninguna cámara fotográfica. Ya estando dentro de todo esto, me di cuenta que quería reivindicar la lucha que no aparecía en los medios, ya que todo estaba parametrado”. Schwarz comenzó a trabajar en la revista Marka, que junto a Caretas era de los pocos medios escritos en donde el gobierno no interfería.
Herman es un ávido coleccionista de imágenes, algo que lo lleva a descubrir y sacar a flote archivos históricos de la fotografía peruana. “Colecciono muchas fotos antiguas y a veces compro fotos sin tener una razón. Muchas veces termino construyendo algo con esas imágenes. Es un proceso de atención y de búsqueda constante, y eso provoca que encuentre data que normalmente es imposible de encontrar”.
Mientras Herman seguía colaborando en medios como reportero gráfico, su interés por la fotografía lo llevó a descubrir archivos e información histórica que hasta ese entonces permanecían ocultas. “Cuando empecé a investigar sobre la historia de la fotografía, me di cuenta que, salvo el Chino Dominguez, nadie les daba crédito a nuestros fotógrafos”, afirma Schwarz. “Cuando en 1979 comienzo a trabajar en la revista Monos y Monadas, hice mucha investigación en la Biblioteca Nacional buscando reproducciones. En una ocasión, mientras buscaba fotos para Nicolás Yerovi en la revista Variedades acerca de su abuelo, me di cuenta que Martín Chambi en muchas ocasiones aparecía como corresponsal”.
Martín Chambi en ese momento tenía reconocimiento principalmente por sus fotografías costumbristas y de paisajes. Su trabajo como fotoperiodista, en cambio, solo estaba mencionado pero no existía información ni ejemplos gráficos.
De esta manera, Herman empezó una extensa investigación recopilando todas las revistas en donde salía el trabajo del fotógrafo puneño. “Martín Chambi era un ejemplo de fotografía icónica, pero solo era conocido por algunas fotografías emblemáticas. De su vida no se sabía mucho”, comenta Herman acerca de la percepción sobre Chambi en ese momento. “Conocí por amigos en común a Edward Ranney, el descubridor de Chambi, y le entregué la lista de colaboraciones, puntualizando acerca de la importancia de ese archivo”.
“Posteriormente, cuando empecé a trabajar en El Peruano en 1997, me encargaron hacer una exposición dirigida al público. Ahí fue que nació la idea de hacer “Chambi Periodista” y recomencé mi investigación”. En ese momento, Herman sumó a su búsqueda el diario Crónica, donde descubrió mucho trabajo de Chambi como corresponsal. Esto debido a que Clemente Palma, el director de Variedades, también había presidido Crónica.
“Hasta ese momento, no existía información sobre las imágenes de Chambi. Muchos de los personajes fotografiados por él eran anónimos, incluido el famoso Gigante de Paruro”, afirma Herman. “En una publicación dominical de la crónica de 1925, entre fotos del viaje de Velasco Astete al Cusco, descubrí una foto del gigante con toda su información: Juan de la Cruz Sihuana, gigante de Llusco, provincia de Chumbivilcas. Mide 2 metros 10 centímetros de estatura, pesa 290 libras (131.82 kilogramos) y tiene más de cincuenta años”.
Desde ese momento, Herman se da cuenta del valor de su trabajo para la fotografía peruana. “Mi investigación podía servir para dos cosas: en primer lugar, para darle importancia y relevancia a este trabajo de prensa, y en segundo lugar para fechar y dar la información de más de 500 fotos que encontré en esos dos medios”.
A raíz de esto, el trabajo de Schwarz “Martín Chambi: corresponsal gráfico” fue publicado a manera de anexo en el libro "La recuperación de la memoria: el primer siglo de la fotografía, Perú 1842-1942”, editado por Fundación Telefónica.
En el 2018, Herman Schwarz publicó —junto a la Municipalidad de Lima— un libro sobre su investigación acerca del fotógrafo migrante francés Eugenio Courret, quien fundó en Lima el estudio fotográfico más importante de fines del siglo XIX e inicios del XX. “Curiosamente Courret no tiene ninguna importancia en la historia de la fotografía a nivel mundial”, afirma Herman sobre el punto de partida de su trabajo.
Courret llegó al Perú en 1863 y se fue en 1892, en una época en dónde no existían publicaciones de consumo masivo con fotografías. Por el contrario, la gente se informaba gráficamente mediante la colección de las llamadas “tarjetas de visita”.
“Estas pequeñas fotografías no solo eran personales, sino también de reyes, presidentes, celebridades, paisajes, y hechos que acontecían en la ciudad”, relata Herman sobre la importancia de Courret en la construcción de imaginarios peruanos en la mente de la población del siglo XIX. "Por ejemplo Courret tomó fotos durante la batalla de Dos de Mayo. Esas imágenes se vendieron como pan caliente, la gente quería saber como se veía ese acontecimiento”, afirma el fotoperiodista.
“Se había estudiado la fotografía de Courret pero solo en términos más amplios. Yo empecé a construir a un Courret como un cronista de toda la segunda mitad del siglo XIX. Él tiene una importancia sustantiva a nivel de la historia de la fotografía”, sentencia Schwarz.
Junto al poeta y periodista Edgar O’Hara, Schwarz forma una sociedad creativa y emprende un viaje por el sur de Latinoamérica en 1981, para entrevistar y fotografiar a figuras monumentales de la literatura. En esta aventura juvenil, los dos periodistas consiguen mediante contactos entrevistar a personalidades de la talla de Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Nicanor Parra, Enrique Lihn, entre otros. “Sentíamos que había una generación importante de poetas en ese momento, y quisimos ir a buscarlos como un proyecto propio, con nuestros recursos”, recuerda.
“Gracias a eso tuve una idea más clara de lo que era fotografiar un retrato. Aprendí haciéndolo, equivocándome, siempre sin entrometerme, sin colocar al personaje. Ahí empiezo a afinar la puntería, a trabajar con el espacio, tanto con el elemento que estoy fotografiando, como con lo que rodea al personaje. Así descubrí que mientras más interesante la forma, más interesante se volvía el personaje”, cuenta Herman sobre su forma de retratar.
"Nosotros pudimos aproximarnos a estas personalidades, ya que Edgar era poeta y tenía varios contactos de la literatura con los cuales había tenido correspondencia. Con Borges fue un caso particular ya que el azar tuvo bastante que ver en ese encuentro. Estábamos caminando por la calle Corrientes en Buenos Aires, y Edgar escucha que alguien le grita por su sobrenombre ‘¡Huevo!’ Era un amigo peruano de él, quién casualmente estaba haciendo su tesis con Borges. Este le da su número y al día siguiente lo llamamos para acordar una entrevista.
Edgar tuvo que decir que llamaba de parte de Mario Vargas Llosa, quien también era su amigo, para conseguir que Borges se pusiera al teléfono y acordara vernos ese día más tarde en su departamento de la calle Maipú”, cuenta Herman sobre su encuentro con el escritor argentino. “Borges en ese momento solo veía sombras, pero fue muy amable con nosotros, conversamos como una hora y lo fotografié con una luz perfecta, frontal”.
A su regreso a Lima, Herman Schwarz continúo fotografiando a personalidades de la cultura, logrando entablar una relación amical con el pintor impresionista puneño Victor Humareda, a quién encontró de forma accidental. "Un día saliendo con una redactora a almorzar, caminando hacia la plaza Washington, vimos a Humareda salir de un edificio. Fuimos a abordarlo, lo saludé como si lo conociera y le pregunté si lo podíamos entrevistar ahí mismo”.
“Después me dejó fotografiarlo en su estudio. De esa sesión copié diez fotos y lo invité a almorzar para regalárselas. Esa día le dije que quería fotografiarlo en todo su proceso creativo, mi idea era que él deje de posar, sacar la cámara en cualquier momento hasta que se olvidara de ella. A Humareda le gustó siempre el teatro, entonces él era muy histriónico. Gozaba posando, para él era difícil sentarse y mirarte naturalmente, siempre tenía que representar a algún personaje”, comenta Herman.
“Para mí era uno de los más grandes pintores peruanos y era un privilegio estar con él fotografiarlo en su día a día. Dejé de hacerlo cuando le detectaron cáncer y fui una de las pocas personas que estuvo con él en ese penoso proceso, ya que no tenía familia en Lima.”
Herman Schwarz considera que el fotoperiodismo ha evolucionado de una manera contrastante en la última década. “La manera de mantenerte informado ha cambiado rotundamente, los periódicos y revistas están muriendo. Ahora en muchos fotógrafos existe una grave deshumanización y falta de escrúpulos, utilizan el drama para vender convirtiéndose en una suerte de mercenarios visuales”, afirma Herman.
“Por otro lado, muchas imágenes actuales padecen de un exceso de la búsqueda de perfección, haciendo que la foto resulte falsa o poco sincera, con demasiado Photoshop. Todo está uniformizado, ya que los fotoperiodistas tienen que dotar a ciertas publicaciones de una calidad y un estándar determinado, plasmando más que nada la tecnología y dejando de lado la parte humana”, sentencia Schwarz sobre su visión del fotoperiodismo actual.
“Un retrato es un microsegundo en la vida de una persona que debería comunicarte algo, eso es lo más difícil. No es fácil captar el lado esencial y humano fuera de la máscara, ya que lo primero que un fotógrafo se encuentra es una máscara que tienes que destruir. La gente va a estar arreglada, lista, peinada, y talqueada para la foto y va a querer mantenerse con esa lozana actitud el mayor tiempo posible”. Cuenta Herman, quien toma el ejemplo del fotógrafo estadounidense Richard Avedon: “Avedon ni siquiera revelaba los dos primeros rollos de sus sesiones, ya que con el tiempo cansaba a sus fotografiadas hasta que reflejaban un aspecto más sincero de ellos mismos, por ejemplo con el retrato de Marilyn Monroe o de la realeza británica”.
Como fotoperiodista, Herman ha colaborado desde 1979 en semanarios como La Calle, Monos y Monadas, y el Caballo Rojo. Ha sido jefe de Fotografía de las revistas Marka, El Búho, Jaque y Sí. Fue editor gráfico en los diarios La República, El Mundo, El Peruano, El Comercio, y La Primera. Como fotógrafo y curador ha participado en numerosas exposiciones personales y colectivas. En 1989 publicó Victor Humareda, imagen de un hombre. En 2000 realizó una investigación sobre Martín Chambi, corresponsal gráfico (1918-1930) y participó en 2006 en el homenaje a este fotógrafo en Madrid. En 2012 realizó una exposición antológica y un catalogo de su propia obra titulado A ras del suelo. En el 2018 publicó Estudio Courret, Historia de la fotografía en Lima. Enseña Historia de la Fotografía en el Centro de la Imagen desde el 2009 y es investigador fotográfico de libros históricos para Barclay Editores.
El curso “Historia de la fotografía”, que dicta actualmente, está distribuido en 16 sesiones que abarcan desde el descubrimiento del proceso fotográfico hasta los años sesenta, con un especial énfasis en la historia de la fotografía en el Perú. Herman Schwarz, quién lleva dictando el curso por una década, afirma que este se basa en “analizar imágenes y aprender a partir de ellas”, resaltando que su forma de dictar implica que cada año agregue información relevante que va encontrando en base a sus investigaciones.
“Este curso me obliga a mí a repasar cada año, releer lo que ya he venido dictando, y siempre encuentro un ángulo que no conocía, que no había explorado y eso me abre otras ventanas de enseñanza”, afirma.
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