Por: Oman Morí
Al revisar la evolución histórica del arte, no es difícil percibir el enfrentamiento entre la corriente preponderante, muchas veces asentada en el conservadurismo, y la vanguardia que irrumpe a cuestionarla. Una de las características generales del arte contemporáneo o posmoderno es que este carece de una definición exacta, ya que engloba diferentes tendencias, materiales y plataformas.
Debido a esta relatividad, esta corriente disruptiva siempre ha estado rodeada de polémica. Es por ello, que según el profesor del Centro de la Imagen, Carlo Trivelli, aprender sobre la historia del arte es la mejor manera para entender y disfrutar el arte contemporáneo.
“Si uno no entiende las implicancias del dadaísmo, de las razones del urinario de Duchamp, o los ready mades, difícilmente va a poder entender el arte conceptual posterior”, detalla Trivelli en una entrevista en el marco del inicio de su curso “Más allá de la belleza: claves para entender el arte contemporáneo”, en el Centro de la Imagen.
El curso, que se dictará por primera vez a partir del 26 de agosto, está orientado a cualquier persona, independientemente de si posee algún tipo de experiencia artística o fotográfica. “(El curso) no está pensado para fotógrafos o artistas, sino para personas que sientan que necesitan herramientas para entender lo que actualmente predomina en las galerías de arte”, explica Trivelli.
Para ello, el curso se estructura de manera cronológica, comenzando desde una reflexión de las implicancias del paso del arte moderno al contemporáneo. “Discutiremos a qué nos referimos con arte moderno y a partir de eso hablaremos de lo contemporáneo, de qué implica la posmodernidad”, plantea Trivelli. Asimismo, “se analizarán las vanguardias históricas que dieron paso a la transición a lo posmoderno o contemporáneo. Una de ellas fue la fotografía, y dependiendo del interés de los alumnos se tocarán otros surgimientos como la videografía, el videoarte, la instalación, o la performance.”
Esta visión histórica partirá desde el impresionismo, en donde un grupo de pintores, con el surgimiento de la fotografía, se animaron a expresar su creatividad y alejarse de ser meros representantes de la realidad. A causa de esos primeros choques de la fotografía con el status quo de las artes visuales, esta se vuelve un punto imprescindible de tocar.
“La historia de la fotografía es en cierta medida paralela al desarrollo de las artes visuales a fines del siglo XIX”, expresa Trivelli. “La fotografía en el curso tiene un espacio particular, es importante mostrar como esta logró posicionarse como una manifestación más de las artes visuales, y como afectó a las demás expresiones artísticas”, comenta.
Trivelli considera que actualmente la educación artística contemporánea es imprescindible ya que el “arte contemporáneo puede ser muy hermético, y hasta cierta medida ser agresivo con el espectador”. Es por ello que él tampoco es ajeno a la variedad de cuestionamientos que rodean a esta manifestación. “Es un ámbito polémico en donde hay muchas posiciones encontradas, muchos prejuicios, algunos merecidos y otros no”. Trivelli considera que actualmente existe una fuerte corriente anti arte contemporáneo, partiendo de la posición de Mario Vargas Llosa, o de la curadora mexicana Avelina Lésper, sin dejar de lado el “Hamparte”, término acuñado en Youtube.
“Hay posiciones que hablan del arte contemporáneo como elitista, inentendible. Mi interés es ofrecer el contexto histórico, así como las influencias entre arte y mercado, para así evitar que los espectadores se sientan incómodos o estafados cuando estén delante de una obra contemporánea. Son argumentos que hay que discutir y conversar, ¿qué es arte y qué no?, ¿a qué se considera buen arte? Son espacios de disputa”. Indica Trivelli.
Trivelli pone de ejemplo el caso del fotógrafo Samuel Chambi y su obra ganadora del Salón de Fotografía del ICPNA. Esta fue duramente criticada por ofrecer una composición basada en el error producido por un scanner fotográfico. “Hubo un caso peculiar en la bienal del 2014, la discusión que generó las fotos de Chambi fue importante ya que permitió que se intercambien ideas sobre lo conceptual y contemporáneo. Hay un prejuicio acerca de la fotografía, que esta solo debe representar la realidad, cuando no hay ningún obligación para ello. Si la gente hubiera tenido en cuenta algunos elementos de la historia del arte, las imágenes de Samuel Chambi no hubieran parecido desatinadas. Cuando no tienes referentes o sientes antipatía por el arte contemporáneo es difícil encontrarle sentido a esas imágenes”, opina.
Carlo Trivelli estudió Lingüística y Filosofía en la Pontificia Universidad Católica del Perú, fue profesor en la PUCP y ha enseñado diversos cursos durante 12 años en el Centro de la Imagen. “Empecé a interesarme y a escribir sobre fotografía cuando trabajaba para “Portafolio”, una revista de fotografía que había en los noventa, ahí entré en contacto con Jorge Villacorta”, comenta.
Con experiencia en la docencia y escribiendo sobre arte, Trivelli comenzó a dictar varios cursos junto a Villacorta en el Centro de la Imagen desde el año 2000. Posteriormente se dedicó a la curaduría de la mano de la directora en ese momento del Centro Cultural España, Teresa Velázquez. Sobre esta labor, Trivelli sostiene que “hay muchos curadores que se sienten cómodos empleando un lenguaje críptico, súper especializado. Mi idea es que el trabajo del curador le debe facilitar al espectador el acceso a la obra, para que la pueda entender y posteriormente disfrutar. Eso le hace bien al artista, a la obra, y a la escena en general”.
Paralelamente a su trabajo como curador, comenzó a escribir sobre cultura en el diario El Comercio, trabajando durante una década y llegando a ser editor general de la sección Luces. Trivelli detalla que en esa labor percibió todos esos prejuicios enraizados en el arte contemporáneo. “Entré básicamente a escribir sobre arte, era evidente que se necesitaba la función periodística en ese ámbito. En esa tarea, entrevistando y haciendo reportajes, surgían conversaciones que evidenciaban bastantes prejuicios contra el arte, en ese momento sentí que se necesitaba enseñar eso”, culmina.
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